Me encantaba este tipo. Era excesivo, deslenguado, ingenioso, la expresividad llevada al paroxismo y al delirio. Era auténtico, inefable en su verborrea, en el parloteo como arte, como forma de estar en esta vida. Me gustaba su falta de mesura, su falta de vergüenza y de buenas maneras. Lo daba todo, coloreaba cualquier evento, vociferaba sin miedo al ridiculo o a lo conveniente. Se atrevia a lo que simplemente yo me conformaba con desear amordazado por la timidez y el que dirán.

Sus frases han marcado un estilo, se han convertido en parte de nuestra forma de entender el deporte. Jugones y tikitaka, esa será siempre nuestra gloriosa selección de fútbol. La selección del tikitaka. La selección de “Salinas, dime algo” la selección de “Tiburón Puyol” o de “Humfrey” Xavi. Ahora es el momento de decirle adios y agradecerle que su voz se entrevere con algunos de los mejores recuerdos deportivos de mi vida. A pesar de todo, de la pérdida tan inesperada y dolorosa, la mejor forma de homenajearle es recordando que ,como al bueno de Andres le gustaba decir, “la vida puede ser maravillosa”